CUATRO

Los ojos de Valeria se conectan con los de Lenko que está a punto de salírsele el corazón. Los ojos de su Mate son hermosos y ella tiene las mejillas encendidas, además de los labios rojos y su cuerpo tiembla de una manera que lo único que desea es besarla y estrecharla fuerte contra su cuerpo.

—Hazlo—lo incita el lobo pero Lenko mantiene la compostura.

Solo se miran a los ojos, desprendiendo de sus cuerpos esa aura sexual que envuelve a los amantes. Esta tan cerca de ella que con un solo movimiento la besaría, pero se contiene, esto no es normal y pasa saliva cuando siente que el bulto en sus pantalones se ha engrandecido.

—Vienes a matarme—Valeria, a ella el calor corporal ha subido de un momento a otro y no entiende cómo puede sentir atracción por el hombre se supone debe matar—vienes a terminar el trabajo que no le permitiste a tu hermano.

¿Qué es esto Dios? Se pregunta, mientras centra su mirada en el lobo más hermoso, atractivo y caliente que ha visto en su vida. Sin embargo se mantiene alerta, muy dentro de ella, hay una chispa, pero su instinto de supervivencia le grita que no debe confiar en el.  Porque simplemente es el enemigo.

—No, no quiero hacerte daño —De un momento a otro siente como sus partes más sensibles tiembla y la mirada de Lenko le envía pulsaciones a lugares que no debía— vengo a que me digas porque atacaste mi territorio, que es lo que buscabas.

Sigue sin creerle nada, pese a sentir como su calor corporal aumenta con la mirada negra que la recorre completa. es raro, confuso, incomprendible, pero no tiene explicacion alguna del porque se siente asi, frente a ese hombre lobo.

—Enserio tengo que decirlo—bufa—pense que eras mas inteligente.

Su voz, la voz de Valeria le envía descargas eléctricas a todo su cuerpo y los efectos contraproducentes los siente directamente en su entrepierna.

Algo lo posee, el instinto lobuno quiere bajarla de ese lugar y follarla contra las rejas. Hasta saciarse, hasta morir.

—No, no es necesario, es obvio que querías matarme a mí, a mis hermanos, la pregunta aquí es porque, no eres de estas tierras y algo me dice que hay una razon poderosa para que te arriesgues a perder la vida solo por matarme a mi.

—Soy una cazadora, mato lobos, asi que tu estas dentro del menu.

—No eres de aqui—el insiste en ese punto que es valioso y fundamental.

—¿Como lo sabes?—le pregunta ella y la mira a los ojos perdiéndose en su mirada jade.

—Tu olor—le dice el encendiéndole las mejillas.

Valeria sabe que el olfato de los lobos es agudo, pero eso no quiere decir que no la apene saber que hurga tan profundo en ella.

—Es delicioso—agrega el lobo descolocándola—penetrante, único y especial.

Lenko sacude la cabeza, se perdió por un momento, navego en profundos mares de extasis sexual puro y por ello corta el contacto visual dando un paso atrás, estar tan cerca de ella le hace mal, por eso busca alejarse de ella.

—Dime de una puta vez porque quieres matarme—insiste el apoyando la espalda en los barrotes de la celda.

Tomar distancia es peor, porque aun así siente su maravilloso olor y porque desde ahí, donde esta puede detallar el cuerpo con piernas perfectas y senos abultados.

—Todos quieren matarte, no sé porque te extraña tanto eso.

Lenko mete las manos en los bolsillos de su pantalón y también desde esa distancia le permite ver a Valeria como el bulto de su entrepierna esta grande, lo que se asoma de lado por debajo de la tela de su vaquero la pone a pasar saliva inexplicablemente.

Ella no entiende porque su cuerpo reacciona, porque sus pezones se han endurecido y porque su sexo se ha humedecido de forma tan descarada, obscena, picante.

—Sabes que si—le responde el—lo que me extraña de todo esto es que todos quieren matarme, pero como mierdas sabias donde atacar, el ataque fue estúpido, pero en un lugar estratégico y quiero que me digas para quien trabajas.

—Lenko que estás diciendo—le pregunta su lobo.

—Despues hablamos de eso—responde ferozmente a su lobo que no comprende lo que quiere decir.

El olor de Valeria se ha intensificado, la mezcla de su esencia natural y la femenina ha tomado potencia y ella no puede controlar sentirse excitada pese a estar suspendida en el piso, con los brazos por encima de su cabeza y adoloridos.

—Habla de una m*****a vez—se enoja Lenko—estas acabando con mi paciencia mujer.

Que rico huele, que bella es, que duro se encuentra, piensa Lenko controlando su lado animal. Está a nada de arrancarle esa ropa y hacerla suya así colgada, así como se encuentra en estos momentos.

—Habla insiste.

Pero no puede hablar, ella tiene miedo y no le va a creer nada en lo absoluto. Valeria cierra los labios y las lágrimas se le derraman.

—Te estoy dando una oportunidad de hablar, porque te juro que personalmente voy a torturarte y cuando lo haga estas lagrimas que derramas no serán nada a todo lo que voy a provocarte.

La amenaza la pone a temblar y no quiere hablarle de esa manera. de hecho el que llore la hace ver tan tierna que solo quiere consentirla, pero Lenko en vez de eso, no se deja llevar y aprieta las manos en puño resistiendo la tentación de bajarla y llevarla a su cama para destrozarse los dos bajo las sabanas.

—Vete a la m****a cobarde—ruge Valeria excitada.

Sabe Lenko que esta húmeda, que su sexo esta mojado, puede oler el aroma picoso que desprende de su intimidad, sabe que el tambien está causando efectos indescriptibles en ella, dejándole claro que son el uno para el otro.

—Eso es lo que hacen ustedes, torturar, matarnos y esclavizarnos solo por ser grandes y poderosos—llora—arrancarnos nuestros seres queridos, así que vete al infierno.

Siente mucha impotencia la chica y la respiración se le corta cuando Lenko se acerca a ella lentamente. Se miran el uno al otro, devorándose la boca, sintiendo ambos el calor corporal que desprende por los poros.

—¿Eres la mejor cazadora que existe verdad? —le pregunta el.

—Desátame y te lo demuestro.

Lo reta enojando a Lenko que no ha podido quebrarle el espíritu y toma su cuello, cierra los dedos en su piel alterándole las pulsaciones a Valeria que no se lo espera, piensa que va ahorcarla, que va a matarla, pero la sorpresa es grande cuando la acerca a su boca.

—Estas acabando con mi paciencia y eso no te lo recomiendo—le dice—mira bien humana.

Ella no puede despegar sus ojos de los suyos, está completamente capturada en su oscuridad. Embriagada de su aroma y muy sensible en su intimidad.

—No soy cualquier lobo y frente a ti, no tienes a un cualquiera para que quieras jugar y tratar de engañarme, así que te recomiendo que comiences hablar porque la vas a pasar muy mal, si no hablas de una puta vez.

Su aliento le acaricia los labios mareándola.

—Si lo hago vas a matarme—el labio inferior a Valeria le tiembla, por todo, excitada, llena de miedo, tiene ganas de besar al lobo que debe matar y eso la tiene muy confundida.

—Y si no hablas tambien—le dice el—no hay nada que te salve de morir, así que empieza hablar porque me estás enojado.

—Eres así de cruel como dicen—habla en un hilo de voz.

—Créeme humana, siempre puedo ser peor si se me da la gana—aprieta más asustándola, en un mal movimiento podría romperle el cuello.

Quiere hablar, pero no puede confiar en él, ya le dijo que iba a morir de todas formas si hablaba.

—Entonces hazlo de una puta vez—brama ella—mátame Lenko.

Esto claramente Lenko no se lo esperaba como tampoco se imaginaba que escuchar su nombre de la boca de su prisionera lo generara tanta excitación.

—Crees que no soy capaz—Rayos, están a nada de besarse—crees que me temblara la mano para acabar contigo de un solo movimiento.

Valeria sabe que no, de hecho, así como la tiene, con un poco de fuerza, podría arrancarle la cabeza, pero no va a bajarle la cabeza así su vida penda de ello.

—Entonces que esperas, mátame y demuéstrame que tan cruel eres.

Que lo rete lo único que está provocando es que la desee y quiera arrancarle ese vestido para prenderse de sus senos y chuparlos hasta morir.

—No me tientes humana—el deseo está a un nivel inaguantable para los dos.

A él le prende su fiereza y a ella esa fuerza. Pero Valeria esta jugándose su ultima carta.

Lo está poniendo a prueba y no entiende porque no la ha matado de una vez. Ellos no tienen contemplación con los humanos y entiende que quiere información, pero eso nunca ha sido un problema

Sin embargo, no entiende nada, pero tambien esta agradecida de que el pulso le tiemble a la hora de matarla.

—Estás jugando con fuego—le dice el a centímetros de su boca.

—Y si quiero quemarme que—no le baja la mirada—atrévete, mátame de una vez.

El lobo cruel retrocede soltándola, por más que lo rete, o quiera asustarla no se atreve a matarla, no puede, es capaz de acabar con la vida de cualquiera, menos con la de su alma destinada.

Ningún lobo por muy despiadado que sea, jamás podría tocar a su mujer. le da la espalda mientras intenta controlar las ganas de morderla y marcarla como suya.

Los ojos de Valeria reparan al hombre esbelto, de espalada ancha y no puede evitar pensar lo bien que se sentiría dormir sobre su lomo. Lenko voltea y los ojos de su prisionera baja a la gran erección que tiene de lado haciéndola pasar saliva.

El lobo siente el latigazo en su hombría con la mirada de la humana y se acerca de una forma cuando ella levanta los ojos conectándolos con los suyos, el deseo centella en la mirada de la mujer y no puede controlar más su instinto, la toma del cuello cortándole el paso del aire a la humana y acerca los labios que se les queman a ambos con deseos de sentirse y…

—Lenko—la voz de la persona hace que el alfa se separa de inmediato de la prisionera.

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