LIBRO I - KAEL DE LA PIEDRA ROTA
LIBRO I - KAEL DE LA PIEDRA ROTA
Por: Joe Paz
PRÓLOGO

Libro I: Kael de la Piedra Rota

Una novela de Joe Paz

Dravena fue siempre un reino pequeño.

Allí donde los vientos del norte golpean sin tregua las murallas de piedra, y los estandartes se destejen bajo la lluvia salada del mar, existía un reino delgado como el hilo de una espada: Dravena, vasallo de un imperio que todo lo devora.

Su destino había sido claro durante siglos: inclinarse, pagar tributo, no hacer ruido.

Pero incluso los reinos más obedientes sangran.

Todo comenzó a quebrarse en los tiempos del rey Tavarn III, un gobernante digno, pero antiguo, tan hecho de deber como de rutina. Su corona se sostuvo sobre sequías, deudas y fronteras en llamas. Luego vino la Guerra del Río Esmiel, y con ella, el desastre: el príncipe Arvian muerto, la reina caída en batalla, la princesa Lyeria desaparecida sin rastro.

Y en medio del caos, un secreto.

Un bastardo.

Nacido entre sombras, ocultado del trono y de los libros, Kael fue criado lejos de la corte por Amelia Veynar, hija del ex primer ministro del Imperio, caída en desgracia, pero jamás vencida. Ella no solo lo amamantó. Lo formó. Le enseñó a leer el corazón de los hombres, a fingir obediencia, a pensar más allá del poder. A no confiar en nadie. Ni siquiera en sí mismo.

Años más tarde, con la dinastía real extinguida y los nobles divididos entre codicia y nostalgia, surgió una apuesta desesperada. Las ruinas de la vieja corte, junto con los restos leales del pueblo, buscaron un símbolo. Y lo encontraron en Kael. No por su sangre. Sino porque no quedaba nada más.

Con apenas veinte años, el joven fue traído de vuelta a Véldamar, capital del reino, y alzado como Guardián de Dravena. El Imperio no protestó. No lo temían. Un bastardo coronado era tan útil como un perro amaestrado.

Pero Kael no mordía la mano. Observaba. Esperaba. Y aprendía.

A su alrededor, las Casas Vasallas seguían respirando el humo del pasado.

Theremir, con sus montañas viejas y su honor herido.

Velgaard, rica y ambigua, siempre negociando.

Drusk, sedienta de guerra.

Noreval, rezando a dioses que ya no responden.

Morvend, frágil como sus velas en la costa.

Y Varstel, escondida en sus pantanos, tan antigua que hasta el tiempo le debe reverencia.

Kael sabía que no podía gobernar solo. Por eso construyó algo nuevo:

Un Consejo Real que no vivía del apellido, sino del mérito.

Amelia, su sombra y escudo, fue su Mano.

Hildar Murne, el viejo general, su lanza.

Seris Talen, la contadora de monedas, su aguijón.

Ilen Ostar, el sabio campesino, su raíz.

Naeryn, la espía sin rostro, su oído en todas partes.

Y el padre Ebron, voz de los dioses, su silencio necesario.

Ellos no fueron amigos.

Fueron útiles.

Y en Dravena, lo útil vale más que lo noble.

Pero ningún trono se sostiene con consejos.

Ni con plegarias.

Kael lo sabe: su corona es una cuerda fina, y cada casa tira de un extremo.

El Imperio sonríe, esperando el derrumbe.

Los nobles murmuran, recordando linajes perdidos.

Y él, bastardo sin herencia, carga un reino que no pidió… pero que ya no puede soltar.

Porque alguien tiene que levantarse.

Alguien tiene que sostener las ruinas.

Alguien tiene que decir que Dravena, aunque rota, aún respira.

Y ese alguien… es Kael de la Piedra Rota.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP