(Epílogo – Parte V – AERVAL, EL NIÑO REY – Años 116–128 – PARTE 4
Aerval se acercó a la cama. Rylan giró la cabeza apenas, como si percibiera una presencia distinta. Su boca se abrió un poco, y un hilo de aire salió con un gemido tan débil que parecía pertenecer a un niño.
Seren habló sin apartar la vista:
—Se muere, Aerval. Eso es todo lo que queda.
Aerval quiso decir algo —una disculpa, un consuelo, una promesa— pero nada habría servido. Rylan Velgaard estaba más cerca de la tumba que del mundo.
—¿Qué quieres que haga? —preguntó finalmente.
Seren tardó en responder. Cuando lo hizo, su voz era apenas un murmullo:
—Quiero que te quedes aquí esta noche.
Aerval la miró sorprendido.
—¿Por qué?
Ella lo sostuvo con los ojos, sin pestañear.
—Porque cuando él muera… no quiero estar sola.
Las palabras quedaron suspendidas entre ambos como una cuerda tensada a punto de romperse.
Aerval asintió, despacio.
—Me quedaré.
Seren dio un paso hacia él.
—No lo hago por amor, Aerval.
—Lo sé.
—Tampoco po