Abrió el cajón de su escritorio y se quedó mirando la pequeña unidad de memoria. En ese artefacto tan diminuto se encontraba el enorme problema que lo había estado atormentando desde que recibió aquel mensaje de amenaza. Pasó por muchas noches de completo insomnio por culpa de ese problema que él mismo se había provocado, aunque lo cierto era que nunca pensó en ello hasta que sucedió.

Siendo honesto, se había dejado envolver por la pasión y la lujuria, y no pensó mucho cuando cierta persona comenzó a filmarlo en plena acción. También sabía que lo que esa persona había mandado por correo electrónico solo era una fracción del vídeo. Por un instante, se vio tentado de conectar la unidad de memoria a su ordenador y comprobar que todo estaba allí, pero se contuvo. No lo haría en la oficina. Le tocaba esperar a llegar a su casa y comprobarlo en su ordenador portátil. Además, no quería correr el riesgo de…

La puerta se abrió y alzó la mirada, viendo a su asistente ingresar con una taza hum