Capítulo 284
—¡Oh Por Dios! ¡Por Dios! ¡Dios Mío! —grita Maylene una y otra vez. Entre sus brazos rodea con fuerza a su hija conforme ya las lágrimas saludan a su rostro, pero ésta vez no se contiene. El humo azul continúa emergiendo detrás de ellos. La emoción palpable aflora en sus ojos, en sus gritos de emoci