—¿Y las mías? —Maylene lo abraza por el cuello—, no puedo vivir sin ti —murmura Maylene—, no puedo…
Declan la recuesta en el sofá. Maylene se echa a reír con suavidad.
—¿Qué estás haciendo…?
—Quiero demostrarte lo tanto qué yo también te he extrañado —Declan observa qué el hermoso vestido de s