Mira hacia atrás.
—Oh, Por Dios —murmura. La impresión dejándola sin habla—, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? ¡Oh, por Dios!
—Cierra la m*****a boca.
Lindsay se lleva las manos a los labios.
No se suponía que lo vería así. No. Él tiene que verla arreglada, con ese vestido, con sus tacones, perfumada