Madison James
Me voy de allí con el estomago revuelto,, en el pasillo se encuentra el chofer —¿Qué haces acá?.— Cuestiono.
—Protegiéndola.— Me dice y camina a mi lado.
—No corro ningún peligro.— Aseguro, no quiero un loco sobre mí, las veinticuatro horas al día.
—Esa no es mi decisión, señorita, la verdad usted no es tan dulce como aparenta sé que será difícil trabajar con usted.— Me dice dejándome sin habla, ¡como si yo tuviese alguna opción!.
—Lamento mucho lo que estas pasando.— Digo en forma sarcástica—
—Gracias a Dios lo entiende.— Me responde el aparentando inocencia—
—Definitivamente, eres un imbécil al igual que tu jefe.— Le respondo echando humos, salimos a la calle, y el calor es asfixiante, Miami no es uno de mis lugares predilectos, es muy caliente para mi gusto.
—.El señor Li, es el mejor jefe que podríamos tener.— Me dice el abriéndome la puerta no puedo evitar rodar los ojos y sacudir la carpeta en el pecho del sujeto.
—Esto es lo único que le importa a él, todo