Ilán no estaba dispuesto a dejar pasar este incidente. Se acercó a Daniel con determinación. No podía creer que una vez había confiado en su único primo por completo, incluso, a pesar de que no había estudiado nada. Se empeñaba en enseñarle con el objetivo de quizás dejarlo al frente de la fortuna Makis. Pero después de enterarse que fue un cómplice de su madre, toda esa confianza había desaparecido de golpe.
Ilán, se acercó a Daniel con una mirada que reflejaba una mezcla de ira y decepción. A pesar de su abasia, su presencia imponía respeto.—Daniel —comenzó Ilán, con una firmeza inquebrantable—. Te di mi confianza. Te abrí las puertas de mi casa, de mi-negocio... y tú... t-tú me traicionaste.El esfuerzo para imitar su tartamudez era evidente en el rostro de Ilán, cada palabra