139. LA LLAMADA DE LOS PADRES
El sonido de mi teléfono interrumpió mis pensamientos. Una llamada entrante me hizo apresurarme a responder; era una videollamada de mis padres adoptivos.
—¿Mamá, has aprendido a usar el teléfono? —pregunté con asombro.
—Hola, Leila, qué hermosa te ves, hija —respondió mi madre con un tono nervioso—. Y no, no fui yo, fue este chico, tu compañero de la escuela, míralo aquí —dijo, haciendo espacio para que un apuesto joven apareciera en la cámara.
—¿Andrew? ¿Qué haces en casa de mis padres? —pregunté, aún más sorprendida.
Andrew era el chico popular de la escuela, el que hacía que todas las chicas perdieran la cabeza, el hijo de una poderosa familia de Nueva York. Nunca antes me había saludado.
—Hola, Leila —me saludó con una confianza que me dejó perpleja—. No te sorprendas; ahora que eres oficialmente una Makís, los chicos del aula hemos venido a disculparnos por lo de antes.
Me quedé sin palabras. ¿Así de rápido cambiaban las cosas? ¿Así de fácilmente se olvidaban las burlas y los