—Trabajas para Tarsis —dio por hecho—. ¿Desde cuándo?
—No trabajo para él, pero ese imbécil barbudo que jodió a tu compañero sí y vino hasta acá a ofrecerme dinero para participar en ese asesinato, solo debía llamarlo para que viniera, a sabiendas de que aún seguía investigando el desastre que dejó