CAPÍTULO 10
PUNTO DE VISTA DE TANYA
Vi gente correr en distintas direcciones; algunos no alcanzaron la puerta de salida antes de caer al suelo, sin vida. Otros corrieron hacia donde se libraba la pelea como valientes, pero pronto se ahogaron en su propio charco de sangre. Gritos de dolor y lágrimas de agonía llegaron a mis oídos, pero un par de manos intentaron taparme los oídos para que no oyera más.
—Tranquila —me tranquilizó, pero vi lágrimas en sus ojos. Sus labios, ahora pálidos, temblaron y sus manos se sacudieron violentamente al apartarlas de mis oídos. Llevaba una brocha y una base de maquillaje con la que cubrió la marca en mi hombro izquierdo, ocultándola con polvos, y pronto la marca se desvaneció. Más lágrimas rodaron por sus mejillas; sus llamativos ojos ámbar, parecidos a los míos, ahora estaban rojos e hinchados. —¡Mamá! —sollocé.
—Tranquila —su voz se fue apagando poco a poco y la luz comenzó a vencer la oscuridad que nos envolvía—. Tranquila. Una voz magnética habló