CAPÍTULO 11
PUNTO DE VISTA DE TANYA
Me quedé en el jardín hasta que las criadas que me habían asignado me llamaron. Una mujer madura, que aparentaba unos cincuenta años, y una chica de mi edad.
—No debería estar afuera, alteza. Podría resfriarse —dijo la joven, y abrí los ojos como platos—. No me llamen así, no soy ninguna alteza —corregí rápidamente, sorprendiéndome a mí misma y a ellas.
—Sí, alteza. Tienes un rubor en las mejillas que dice lo contrario —dijo la chica, haciendo que me sonrojara aún más—. Llámame Tanya. Ese es mi nombre —le dije, y ella hizo una pausa antes de asentir. Es muy linda y hermosa. Su rostro redondo y sus mejillas regordetas me recordaban a mi yo de niña—. ¿Cómo te llamas? —le pregunté.
—Abigail. Soy Abigail, alteza —respondió, y sonreí. —Abigail, Tanya. Tanya, Abigail… —Decidí presentarme de nuevo, recalcando mi nombre, y ella solo sonrió dulcemente y asintió, comprendiendo. Bien.
—Te preparamos el baño, la abuela Lucianna fue a buscarte dulces —dijo Abiga