CAPÍTULO 20

En cuanto Alita salió de la habitación, las piernas de Tanya cedieron y quedó sentada en el suelo. Sus ojos se nublaron por las lágrimas que había contenido durante mucho tiempo. Supo entonces que había perdido por completo a su mejor amiga. ¿Qué esperaba? ¿Que Alita se disculpara por su traición? ¿Que Alita pidiera perdón? ¿Cuánta esperanza tenía en su amiga? La gente no cambia fácilmente, especialmente la gente como Alita. Tanya lo había visto en sus ojos: un egoísmo sin fin. Un deseo insaciable de alcanzar la cima a toda costa. Aunque era evidente que Alita sufría, Tanya comprendió que prefería seguir sufriendo en silencio y disfrutar de la fama que rendirse a sus errores y buscar la redención. Sin embargo, Tanya se levantó y se sacudió el polvo. Algunas cosas están destinadas a quedar en el pasado, para no resurgir jamás.

El día pronto se desvaneció en la oscuridad, pero Ronan no podía dejar de pensar en Tanya. Su sonrisa, su elegancia. Sus ojos, había algo en ellos qu