*¡OH DIOS!*
Kate King.
Los primeros meses con Joshua fueron una mezcla de alegría, agotamiento y descubrimiento.
Nunca pensé que ser mamá fuese tan agotador, porque la verdad en las propagandas, todo era caricias, amor, y colonia de bebé, pero esto estaba muy lejos de esto.
A pesar de que teníamos a un montón de gente para cuidar al bebé, Josh y yo preferíamos no perdernos de nada. Y decía, preferíamos solo por contar una mínima parte. La realidad es que, con el trabajo, un país a cargo y cada problema que surgía en el día a día, podía ver que la resistencia de Josh iba disminuyendo, y preferí hacerme a un lado de lo laboral por ahora, porque quería ser yo quien le dijera a Josh sobre el crecimiento de nuestro hijo.
Eso, sí, cada día traía algo nuevo.
Pero sabía que lo único que no iba a extrañar era el llanto por la noche.
—Dios… —susurré bajó cuando él se despertó.
Las nanas se alertaron y entraron a la habitación, y milagrosamente me lo alcanzaron. Estaba pensado muy seriamente si