Ella creyó que había encontrado el amor. Él se enamoró desde que vio sus ojos cafés. Pero para desgracia de él, ella era la prometida de su hermano. SAMANTHA RIVERA: Es una Mujer latina, muy independiente, hermosa, amable y le gusta mucho ayudar a las personas, está comprometida con Micah David, un hombre embustero, que a lo único que le importa es el dinero y quién a escondidas tiene una amante, nada más y nada menos que una de las mejores amigas de Samantha, Penélope Jones, igual de cruel y despreciable que Micah. Cuando Micah decide ir dónde su familia para que conozcan a Samantha y sepan que se han comprometido, ese será su perdición ya que su hermano MATTHEW DAVIS, un hombre bello por dentro como por fuera queda flechado al ver los hermosos ojos cafés de la que será su cuñada. Matthew sabe de las andadas de su hermano, nunca se han llevado bien, y va a querer desenmascarar a su hermano, con tal de poder conquistar a esa hermosa chica. ¿Podrá conseguirlo?
Ler mais—¿Estás seguro que deseas ir? — preguntó dulcemente Samantha.
—Claro cariño, desde hace un año que empezamos nuestra relación y aún no conoces a mi familia. — Sam observó en silencio a Micah, últimamente estaba muy nervioso, nunca quiso llevarla a conocer a su familia, porque al parecer no se llevaba con sus dos hermanos. — No me mires así, sé lo que te he dicho, pero mi madre me ha estado llamando, está deseando verme, desde hace 6 meses no voy, así que no me queda de otra es mi madre.
—Bien, ¿te quedaras hoy conmigo?
—No, sabes que eres como una tentación para mí, y has dicho que quieres llegar virgen a nuestro matrimonio, ese es otro motivo por el que debo viajar, debo avisar que en tres meses nos vamos a casar. — dijo sonriendo, lo que hizo que Samantha sonriera.
—Está bien, iré hacer la cena, para que cenemos juntos antes de que te vayas.
—¿Por qué insistes en cocinar, si tienes quién lo haga? — comentarios como esos eran los que Sam odiaba.
—Micah, te he dicho mil veces, que odio que porque tenga dinero o gente que trabaje para mi no pueda yo hacer mis propias cosas. Recuerda que soy la mejor chef de Chicago. — Micah levantó las manos en son de rendición, no pensaba discutir, al fin y al cabo mientras a él no lo pusiera hacer nada, todo estaba perfecto.
Samantha salió rumbo a la cocina, ella amaba cocinar, por algo era eso lo que había estudiado, era la mejor chef de Chicago desde hace 3 años, tenía 2 restaurantes que iban de maravilla, uno en Chicago y uno en Seattle, abrió este último hacía 6 meses y lo hizo para cuando se casara con Micah tener uno de sus restaurantes cerca.
Cuando terminó de hacer una ensalada césar y un pollo con patatas al horno, añadiendo un postre de brownie con helado.
Al salir de nuevo a la sala Micah se encontraba hablando por teléfono.
—Sí, eso debemos arreglarlo, antes de que sea muy tarde, nos vemos dentro de un rato. — al escucharlo frunció el ceño y carraspeo para que Micah la escuchara, este se puso pálido y le sonrió disimulando sus nervios, corto sin despedirse.
—¿Ocurre algo?
—Sí, una casa la están construyendo mal, estoy cansado de que si no estoy yo presente no hacen bien las cosas.
—Cariño te he dicho, que si tienes trabajo es tu deber estar ahí. — Micah se acercó a ella y la besó hasta dejarla sin aliento.
—Lo sé, pero me encanta estar contigo, siempre tienes mucho trabajo y a diferencia de ti, si le pago a alguien para que trabaje conmigo debe hacer las cosas bien.
—Bueno, mejor vayamos a cenar, que al parecer, tendrás que ir a trabajar un poco — dijo suavemente.
Samantha era una mujer muy dulce, amable, tierna, cariñosa, inteligente y muy fuerte, sus padre no veían de muy buen agrado su relación con Micah, había algo de él que no le gustaba, pero respetaban la decisión de su hija.
Después de que Micah se fuera, Sam decidió ir hacer las maletas, en dos días viajaría a Seattle, y estaría ahí casi tres meses, unos 15 días antes de la boda, una que se celebraría en la mansión de sus padres, su madre y su hermana menor Skyler, se estaban encargando de todo, sólo separaba estar tomando la decisión correcta.
...
Micah llegó a su departamento y Penélope ya lo esperaba.
—Samantha escuchó cuando hablaba contigo — ella inmediatamente se puso pálida.
—¿Cómo qué nos ha escuchado? ¿Acaso no puedes tener cuidado? — Micah la miró molesto.
—Te recuerdo que fuiste tu quien me llamó, cuando te he dicho mil veces que no me llames cuando estoy con ella, además no te preocupes, le hice creer que era algún problema con el trabajo.
—No puedo creer lo ingenua que es Samantha, es tan tonta.
—Deberías cerrar la boca, ella confía en las personas que ama, que seamos muy descarados y unos malditos no significa que ella también.
—Vaya, hasta la defiendes, si tanto la quieres no deberías serle infiel, conmigo, eres despreciable.
—¿Yo? ¿Y tú qué? Eres su mejor amiga, y siempre le has tenido envidia, eres cruel, mentirosa, sabes que si me acosté contigo es porque no descansaste hasta que te metí en mi cama, tal vez no sea una excusa pero soy hombre, siempre te desnudabas cuando venías aquí o en mi oficina, no soy de palo al final caí.
—¿Te quejas ahora? Cuando has disfrutado como nunca desde que me meto en tu cama, ¿o vas a negarlo?
—Lo que voy a negar es ese maldito hijo que piensas tener, se suponía que te estabas cuidando, ¿como me dices que vas a tener un hijo?
—Algo salio mal.
—Sí, el haberme acostado contigo, te doy dos días para que lo abortes, porque sino lo haces me vas a conocer y creeme cuando te digo que no vas a querer hacerlo.
—No me amenaces — dijo enfadada.
—No te estoy amenazando, te lo estoy advirtiendo, no me creas estúpido Penélope, se que lo has hecho apropósito, pero yo soy capaz de matarte, así que elige.
—¡Eres un maldito! Me amenazas cuando yo te he ayudado a robarle a Samantha, ¿Acaso te estás volviendo loco? Por mi Samantha cree que tienes dinero, te contraté para que la destruyeras, no para que jugaras al novio enamorado.
—Penélope, ¿cuándo dejarás de ser tan estúpida? No te olvides que puedo ser tu peor pesadilla, así que vigila bien lo que dices. Ahora ¿Qué piensas hacer con ese bastardo?
—No pienso tenerlo, arruina mis planes, así que no te preocupes.
—Bien, muy bien, me alegro que pienses así, ahora, ¿que tal si tenemos mucho sexo?
—Estás loco, si piensas que voy a volver a acostarme contigo. — Micah sonrió coqueto y se acercó hasta ella.
—Sabes que si lo harás, una y otra vez, así que no te resistas —
Micah se acercó tanto, que ambos respiraban el aliento del otro, Penélope no pudo aguantar más y se lanzó a besarlo.
Él la levantó e hizo que enrollara las piernas en las caderas de él, y se la llevó hasta la habitación, desde que Samantha le había dicho que quería llegar virgen al matrimonio él había respetado la decisión, pero eso no le impedía que él se quitara las ganas con cualquier mujer que se le atravesara, al principio trató de ser fiel, pero al final, no pudo con sus ganas, y vio que no era tan malo después de todo.
Habían pasado tres días desde que Micah había muerto, y Matt estaba hospitalizado, la bala había dado a un costado de su pecho, gracias al cielo, no había dañado ningún órgano, le habían hecho una cirugía, donde había extraído la bala, y hoy le daban la salida del hospital.Samantha fue revisada apenas llegó al hospital por una ginecóloga, que le dijo que todo estaba bien, pero que debía descansar, y dejar tantas emociones que ponían en riesgo la vida del bebé, tanto Nathaniel, Sabrina y Alice fueron a vivir mientras a la Mansión de los Davis, nadie quería volver a pisar la casa donde se murieron tres personas.Por su lado Matt estaba esperando salir del maldito hospital para ayudarlos a todos a rehacer sus vidas, ahora que el peligro ya no estaba debía hacer lo último por esas personas que habían sufrido
—Eres un maldito cobarde — dijo viendo el arma, él tenía una, pero sabía que aún no era el momento.—Sería tan fácil deshacerse de ti en este momento.—¡Micah! Baja esa maldita arma de una vez y deja a tu hermano de una vez por todas. — la voz de Jasmine llegó detrás de ellos.—No te metas, ya te di a mi hijos, ahora yo me quedo con el tuyo.—Basta, por favor, Micah, baja el arma y deja a Matt, si alguna vez sentiste algo por mi, baja el arma. — Micah frunció el ceño al oírla, pero bajó el arma.—A ti es la que debería matar por zorra, por haberte metido con mi hermano pero hoy arreglaré la cuenta con todos, así que entren. — dijo esta vez apuntando a Samantha con el arma.—Qué no se te ocurra— dijo Matt apretando los dientes
Matthew no cabía de la felicidad, aún no había podía creer que sería padre, estaba muy seguro que iba a mimarlo, amarlo y protegerlo a toda costa, daría lo mejor de él para ser un excelente padre y esposo, por lo que antes de regresar envío todo lo que tenía a su abogado, quería cuanto antes presos a Jasmine y a Micah, no iba arriesgar la seguridad ni de Sam, ni de ese angelito que ya venía de camino.Miró a Samantha que iba dormida en al lado de él, con la cabeza recostada en su hombro, faltaban unas dos horas para llegar a Seattle, por lo que le dio un beso en la frente a ella, para luego descansar él también, pero antes volvió a mirar su celular y frunció el ceño, tenía un día tratando de comunicarse con Sabrina o Alice, pero ninguna contestaba las llamadas, ni el teléfono de la casa, incluso Nathaniel tampoco contestaba,
Samantha observaba con emoción a Matthew.—¿Me dirás a dónde vamos? — Matthew sonrió al verla como una niña pequeña.—Bueno, iremos a dos lados, y serán en Italia — a Sam le brillaron los ojos.—¿Cuáles? — Matthew se carcajeo.—¿No te vas a quedar solo con que vamos a Italia? — Samantha negó con la cabeza. — Iremos a la Toscana y luego a Liguria, estaremos rodeados de naturaleza, tranquilidad y belleza natural. — Samantha pegó un grito de emoción y se subió en el regazo de su ahora esposo.—Eso me gusta, gracias. —Matthew la abrazo por la cintura y la pegó más a él.—No ha sido nada, solo quería sorprenderte. — le dio un pequeño beso en sus labios.—Y lo has hecho, me
Micah, entró furioso a su casa, su madre lo miraba desde la sala.—¿Ahora que te pasa? — ella sabía que su hijo tenía dos días de estar furioso.—¿Sabes lo que hizo el maldito de Matthew? — Jasmine frunció el ceño.—Deja de decirle así a tu hermano.—Tú no me dices como debo o decirle a ese maldito, que por desgracia lleva mi misma sangre.—Micah, basta, ¿que pasa con él?—Se casó con Samantha, mi Samantha — dijo con tanta furia y odio, que si lo tuviera en ese instante de frente no dudaría en matarlo.—¿Qué has dicho?—Lo que has escuchado, —Micah se dirigió al bar, donde se sirvió una copa de whisky. — Ella es mía y no voy a descansar hasta tenerla.—&i
Matthew estaba deseoso de irse para su luna de miel, moría de ganas por hacer el amor con Sam muchas, muchas veces.—¿Por qué no nos vamos ya? — le susurró Matt al oído, Samantha se estremeció al oírlo hablar tan ronco, en especial porque cuando la abrazó por detrás pudo sentir lo duro que estaba.—Amor… aún no es hora… — La mano de Matt le acarició tan sensual, que Samantha cerró sus ojos y apoyó la cabeza en su pecho. — aaahh… por favor no hagas esto…—Necesito hacerte mía, así que tienes dos opciones, o nos largamos de una vez o nos escapamos por un rato a nuestra habitación. — Samantha se giró y de un rápido movimiento lo besó, muy apasionadamente, la había excitado y necesitaba hacérselo saber.—Vamos a la h
Último capítulo