Nick la soltó con un gruñido y… sonrió. Con una sonrisa de esas que a Valeria le heló la sangre.
—Termina lo que viniste hacer. Y luego tú y yo vamos a hablar —sentenció el CEO antes de retirarse con suavidad—. Y ponte de nuevo la maldita blusa, que esto no es un club nudista.
Valeria tragó en se