CAPÍTULO 43 — No puedo.
Sofía.
—Ahora que no tiene la escayola, debe caminar lentamente… —moví mi pierna cuando retiraron el yeso, y luego el médico comenzó a examinar mi brazo y la herida que tenía en el hombro.
Aún me dolía el movimiento, pero la herida estaba cerrada.
—Cualquier cosa, no duden en llamarme… —el médico volvió a decir, y Diego asintió.
—Gracias…
Esta era la primera vez que estaba en una propiedad de Diego, cuando salí de la mansión, pensé que íbamos a la clínica, pero me sorprendí cuando entramos a una de sus casas, y un médico privado vino a hacerme el chequeo.
Cuando el especialista y su equipo se fue, me quedé mirando a Diego tratando de mantener a raya la sonrisa que me envió.
—Creo que te ves grandiosa…
Miré mi barriga abultada, estaba cumpliendo los cinco meses y ya se veía un globito en mi forma.
—Solo me alegro de que ya pueda caminar sin eso… realmente era muy incómodo.
Diego se pasó de un sofá a otro y luego tomó mi mano, para llevarla a su boca. Dio un beso cálido en ella