LA MADRE DE MI HIJO

Donatello era dueño de un imperio, una de las cadena de hoteles de lujos en toda Italia, y pronto sus horizonte se abrirían a toda Francia y España

Al igual que una enorme red de centros comerciales en diferentes ciudades de Italia y España, y por último lo que le ayudó a tener lo que tiene, la grande empresa de exportación de alimentos.

Pronto tendría una reunión con los socios de España, desplazaría una sucursal de su principal empresa de alimentos.

— Señor la reunión se confirma para la próxima semana. — Le comunicó Lara, su asistente.

— Perfecto comuníquese con el departamento de marketing, para que prepare una nueva estrategia para presentar el día de la reunión con los ejecutivos españoles.

— ¿Algo más señor? Comunicarme con Alex Marco, que tenga preparado los contrato para presentar.

— Ya está en eso señor Rinaldi.

Así eran los días de Donatello, metido de lleno en su trabajo, muy pocas ocasiones salía con su amigo Alex Marco a un bar.

Al igual que Kiara, su vida se reducía al trabajo y buscar a su hijo.

Siete años buscando sin resultados, sentía morir saber que su hijo crecía lejos de él, sentía muchas veces odiar al mundo que conspiró en su contra en ese momento.

— Señor, Su padre llamó para recordar le de la cena esta noche.

—  Bien Lara, confirma les que ahí estaré.

Donatello tomó su gabardina y salió tomó el ascensor llegó al estacionamiento y salió para ir a su residencia.

Al llegar su ama de llaves Dora es quien lo recibe.

— Señor, esta noche es la cena en casa de su padre.

— Si Dora, esta noche no cenaré en casa.

— Señor ya se contrató a la muchacha de lavandería. — Le comunicó como siempre todo lo ocurrido en casa.

Donatello subió a su habitación se duchó y nuevamente se vistió y salió.

Odiaba ese tipo de eventos, sabía las intensiones de su padre al organizar cenas y reuniones.

Manejó metido es sus pensamientos,

— ¿ Que significa esto?

— Son los resultados de lo que ves, vas a ser papá, tendrás tu propio hijo, nuestro hijo,

— Aborta!

— ¡Cállate!, los drogaste, ¿crees que.. soy estúpido?.. que no me di cuenta eres una....

" Donatello, dejarás a mi hijo, nuestro hijo, para criar al hijo de otro, le darás tu nombre y tu apellido a otro y no a tu hijo."

Todos esos recuerdos lo atormentaban, no olvidaba y se arrepentía por los suelos el haberle dicho que abortara.

Dio  golpes al volante.

"¿Como pudiste decir algo así, eres un soberano imbécil? "

Su conciencia le recriminaba a cada momento ¡Aborta!.

Nunca se perdonaría por haber pedido a Kiara semejante barbaridad.

No se dio cuenta del recorrido hecho. Pero ya estaba en el estacionamiento de la mansión de su padre.

Salió y cuando entró a la sala de Star. Lo primero que vio fue a esa insoportable mujer. Genevieve Koslov, hija del magnate ruso Dimitri Koslov.

— Hola Donatello, pensé que no venías. — Dijo con esa voz chillona que Donatello no soportaba. Por tal razón la ignoró magistralmente.

— Buenas noches señores Koslov. Padre, madre. — Su saludo frío e indiferente y voz gélida dejo un profundo desagrado en los padres de Genevieve Koslov.

— Hijo que gusto verte. — Saludó su madre, con un abrazo al que no correspondió.

— Madre, pensé que sería nuestra cena familiar de siempre.

— Lo es hijo, es sólo que tu padre invitó a los señores Koslov. —  El gesto de desagrado en Donatello era muy notorio.

— Cambia esa cara hijo —  Le pidió su padre.

— Lo siento padre, no tengo otra. — Contestó.

—  Pasen al comedor, ya la cena está lista. — Les avisó la ama de llaves.

Nathalia  y Francesco Rinaldi, tenían la vana intensión de que Donatello y Genevieve Koslov se acercaran.

La cena pasó sin complicaciones, después de ello, pasaron a la sala de Star los hombres pasarían al despacho, hablarían de negocio.

Francesco Rinaldi y Dimitri Koslov tenían las claras intensiones de unir a sus hijos en unión comercial.

Donatello, miró con desprecio a Francesco Rinaldi, su padre, no le importó su parentesco para dejarle las cosas muy claras.

— Padre, señor Dimitri, mis respetos para ustedes, pero yo no tengo ninguna intensión de casarme con ninguna mujer, la única mujer que quiero a mi lado es y será la madre de mi Hijo. ¿Quedó claro padre?

— Pero esa mujer desapareció con mi nieto. — Espetó muy furioso.

— Pues revolveré el mundo si es necesario, pero la encontraré, y la conquistaré, les guste o no.

Dimitri Koslov no creía tanta arrogancia en Donatello.

— ¿¡Quien te crees tú, para hablarme de ese modo!?. — Renegó el ruso.

— ¿Y quien se cree usted para pretender comprar me como un trozo de carne.?

— ¡Ya basta hijo! Esos son los modales que te inculqué. — Francesco espetó muy molesto por la actitud de su hijo.

— Padre, tú no me necesitas para tus negocios, y lo sabes, y soy tu hijo pero no tengo derechos ¿lo recuerdas?.

— Hijo. — Sus palabras quedaron en el aire. Donatello se estaba marchando.

Donatello salió furioso del despacho de su padre, quererlo casar con una mujer a la que siempre evitó por su infantilismo, se despidió de su madre y se marchó.

Subió a su auto y manejó lo más rápido que pudo tenía que preparase para su viaje de dos semanas.

Llegó a su residencia, subió a su habitación, se duchó para luego salir a la terraza, metido en sus pensamientos. Kiara y su hijo.

Llegó el día de viajar a España, se reuniría con los ejecutivo del conglomerado DROSMART.

Donatello llegó al aeropuerto privado en Andalucía España, tomó su auto y salió con destino al conglomerado.

Aún no era su tiempo, ese hilo rojo estaba aún enredado en algún lugar del destino, Kiara no estaría para recibir al gerente general del corporativo ARA.

Aún no era su tiempo de reencontrarse, Álvaro Sánchez el gerente sería quien los recibieran.

Rómulo, Kiara y Salvatore, se dedicaron a viajar por el mundo, su destino primero fue África, kilimanjaro conociendo los volcanes inactivos.

Si recorrido, duró cinco meses, al regreso Kiara volvió más decidida a enfrentar ese pasado.

— ¿Estás segura que no quieres que te acompañe? Hija, no puedes ir sola. — Le cuestionó su padre preocupado de que fuera sola de donde había salido tan lastimada.

— No papá, esto tengo que hacerlo sola, enfrentar el pasado sola para seguir con mi vida. Será difícil pero lo haré, tengo que hacerlo.

— Esta bien hija yo respeto tu decisión, solo cuida te y me mantienes informado.

—  Lo haré padre. — Respondió una Kiara con una sonrisa que apenas y llegaba a sus ojos.

— Te irás en el jets de Salvatore, el tuyo está en mantenimiento.

— Gracias papá.

—  Eres mi hija, no me agradezcas nada. Mi princesa de ojos grises. — Kiara se derrumbó en los brazos de su padre, lloró una vez más y sería esa la última vez que lo hiciera, se tomaría muy en serio su pose de la fría y empoderada CEO, del conglomerado DROSMART.

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