—Lo sé... lo sé, pero esperaba... esperaba que al menos tuvieras una familia completa, que fueras feliz.
—¿Esperabas que fuera feliz con otro? —lo increpó ella.
—Creí que no podrías ser feliz conmigo —confesó él.
—Eres un imbécil —rezongó Nahia.
—Eso ya ha quedado demostrado en innumerables ocas