Viajar a Ucrania no era el problema, Nahia estaba divirtiéndose en grande, pero Aaron sabía que no la tendría nada fácil cuando aquellas dos leonas se juntaran.
Para empezar, la tranquila y amable bienvenida que le había prometido su padre en la mansión Orlenko, ya era una fiesta en toda regla.
—M