Nahia le soltó un puñetazo en la nariz que no le hizo a Aaron ni cosquillas.
—No querías pegarme de verdad —la provocó mientras la rodeaba con sus brazos para atraerla y ella forcejeó para soltarse.
—¡Déjame, Aaron! —protestó—. ¡Te dije que no quiero estar ni cerca de ti!
—Mentirosa... —sonrió él