—Por favor, nena, tienes que tomar algo.
—No quiero... —murmuró ella con un puchero.
Aaron suspiró con resignación.
—Ya sé que no tienes ganas, pero te deshidrataste, si no empiezas a beber tendrás que seguir con sueros —dijo con suavidad mientras tomaba asiento en el borde de la cama.
Nahia mir