Jeff Carter se puso pálido como la cera al oír esas palabras y se sentó pesadamente en su silla ejecutiva mirando a su hijo.
—¿¡Casi atropellas a una persona!? —gritó furioso—. ¿Y dices que ella está tratando de cargártelo? ¡Como si no alcanzara quiénes son, ahora tengo que besar el suelo por donde