—¿Y tú no confías en mi esterilidad? —preguntó James.
—Nunca confié en Sabrina, empieza por ahí —murmuró su madre con una mueca—. Y con respecto a los resultados de tus exámenes... hijo, ¿cómo es que tú dices que son?
—Pocos, lentos y feos.
—¡Bueno, eso no significa horribles, inválidos y extinto