James sintió que la habitación le daba vueltas.
—¿Perdón? —murmuró ¿Qué quieres decir con...? ¿En serio?
El conde Westerfield asintió y James no estuvo muy seguro de si creerle o no, porque eso podía tener demasiadas ramificaciones en las que en ese justo momento no quería pensar.
Ya había mandad