Maddi temblaba y no era de frío. Habían hecho la cita para una clínica especializada, y James había insistido en acompañarla, pero Maddi no lo había dejado pasar más allá de la sala de espera.
—No tienes por qué hacer esto sola —murmuró James.
—Sí, sí tengo. Esta es mi decisión y es mi responsabil