Al abuelo le había subido la tensión y Meli lloraba desconsolada sobre usa silla.
—Estamos haciendo todo lo posible, señor King, pero entienda, no somos magos.
—¡¿Cómo es posible que mi hija haya podido localizarla y ustedes no?!
El detective se mesó los cabellos.
—¡Usted no puede asegurar que S