Mundo ficciónIniciar sesiónLa verdad tenía una forma particular de presentarse: siempre en el momento menos esperado, siempre con la fuerza suficiente para desarmar cualquier defensa que hubieras construido. Mariana lo comprendió mientras observaba al joven consejero desplomarse en la silla frente al escritorio de Khaled, las palabras brotando de sus labios como agua de una presa que finalmente había cedido.
—Era solo un mensaje —murmuró Ahmad Al-Rashid, el consejero más joven del Consejo Real, con las manos temblorosas—. Solo quería asustarla, hacerla parecer inestable.
El silencio que siguió a su confesión fue tan denso que Mariana sintió como si el aire mismo se hubiera espesado. Khaled permanecía inmóvil detrás de su escritorio, pero ella podía percibir la tensión irradiando de él como calor de una llama.
—Continúa —la voz del jeque era peligros







