Mundo ficciónIniciar sesiónEl viaje de regreso al palacio fue silencioso de manera que pesaba más que cualquier conversación habría podido. Mariana estaba sentada entre Khaled y Sami en el asiento trasero del vehículo blindado, con Amira prácticamente en su regazo y Layla alternando entre su pecho y el de Nasim, quien había insistido en acompañarlos.
La mano de Khaled no había soltado la de Mariana desde que subieron al vehículo. Sus dedos estaban entrelazados con tal fuerza que los nudillos de ambos estaban blancos, pero ninguno hacía movimiento para aflojar el agarre. Era como si Khaled temiera que si la soltaba, aunque fuera por segundo, ella se desvanecería como humo.
Sami estaba inusualmente callado, su cuerpo pequeño presionado contra el costado de Mariana, su mano aferrando la tela







