Mundo ficciónIniciar sesiónEl amanecer llegó demasiado rápido y demasiado lento al mismo tiempo. Mariana no había dormido, incapaz de cerrar sus ojos sabiendo que algo monumental estaba a horas de distancia. Cuando las sirvientas entraron para prepararla, lo hicieron en silencio casi reverente, como si estuvieran vistiendo a alguien para su propia ejecución.
El vestido que le trajeron era blanco. Simple, elegante, sin adornos excesivos. Simbólico de muchas maneras que Mariana no quería contemplar. Su cabello fue peinado suelto, cayendo en ondas naturales sobre sus hombros. Maquillaje mínimo. Como si Tariq quisiera que el mundo la viera exactamente como era, sin artificio.
—Es hora —dijo una de las sirvientas suavemente.







