Mundo ficciónIniciar sesiónTres de la madrugada tenía cualidad particular: era hora donde las defensas caían, donde las decisiones terribles se disfrazaban de lógica, donde la soledad era tan física que dolía.
Mariana había estado mirando el techo durante dos horas. Khaled dormía a su lado, su respiración profunda y regular, ajeno a la tormenta en la mente de su esposa. Ajeno a cómo ella había sacado su teléfono tres veces, abierto la carta memorizando el número, y vuelto a guardarlo sin marcar.
Pero la cuarta vez, sus dedos se movieron antes de que su cerebro pudiera detenerlos.
Se decía a sí misma que solo iba a bloquear el







