Marian volvió a su oficina, ya había dejado las maletas listas en casa, así que no tenía que volver antes, ella era bastante organizada, así que no tenía de que preocuparse.

-¿Señora Marian, tiene un minuto que me regale?

-Claro Naty, dígame en que puedo servirle, tome asiento.

-No soy de hacer este tipo de comentarios, pero algo está pasando con el señor Vitale, la señorita María en la mañana a entrado a su oficina y algo ha hecho, después de eso el señor ha estado con un humor que parece el mismo diablo, nos ha gritado a todos, ha despedido a tres personas hoy, no sé qué está pasando, no sé que le ha entregado esa mujer pero lo que sea que haya hecho, no ha sido bueno, ella entró con un sobre en la mano, se reunió diez minutos con el señor y ha sido suficiente para hacernos la vida un infierno a todos.

-Ay Naty, que más quisiera yo que poder ayudarte, pero el jefe conmigo también ha cambiado, no es el mismo con quien fui a desayunar ayer, ya se imaginará como me siento, pensé que es