IVANA
Me toma de la cintura llevándome contra su cuerpo y plantándome un beso que sigo rodeando con mis manos sus hombros mientras el invade mi cavidad con su lengua melosa haciéndome gemir pegada a su deliciosa boca.
Ambas manos aprietan mi cintura y sigo el movimiento de sus labios sin querer pretender soltarlos mientras mil cosas en la mente se me vienen encima gritándome que me detenga, pero no quiero, sabe delicioso y muerde mi labio estirándolo hasta soltarlo provocándome un ligero dolor.
«Que beso tan rico»
—¿Ya desayunaste?
—Si, solo un poco—respondo con los ojos cerrados llevando mi cabeza a su pecho llena de vergüenza.
No se porque Iskander me hace sentir asi.
—En cambio yo me muero de hambre—lo miro apenada—pero de ti.
No soy morbosa o una pervertida, «creo yo» pero con palabras como esa es inevitable que a cualquier mujer la vagina no se le apriete involuntariamente y no se si soy la única que algo como eso ocasione que me moje.
Me sonríe para abrirme la puerta, l