POV: AIRYS
La forma en que lo dijo me golpeó directo en el pecho. Había sinceridad. Preocupación. Y… algo más profundo. Algo que no necesitaba ser dicho.
Abrí los ojos, despacio, y encontré los suyos. Vi el miedo a perderme aún pegado en el fondo, aunque intentara esconderlo bajo aquella mirada firme y arrogante.
— Daimon… —Suspiré con una media sonrisa provocadora. — Ahora soy lupina. Deberías actualizar mi apodo, Alfa Supremo.
Su ceja se arqueó lentamente, como si estuviera evaluando si debía responder con sarcasmo o con acción.
— Tu terquedad sigue siendo humana. — replicó en un tono más bajo y profundo, la voz grave descendiendo hasta convertirse en un susurro ronco contra mi piel. — Te advertí que no te acercarás.