— ¡Eres tan increíble como tu madre! - Observé, haciéndola sonreír.
— Vamos a empezar, coloca las manos, una arriba y otra abajo, como si estuvieras sosteniendo una esfera invisible. — Orientó, la observé repitiendo el gesto. — Somos el flujo del agua, vamos a girar la esfera entonando un encantamiento; nuestro objetivo es forzar el flujo del agua hacia arriba, pero sin pelear con la naturaleza, dirigiendo el flujo del agua en la dirección opuesta.
— ¿Cómo haremos esto? - Abrí los ojos de par en par.
— Seremos el propio flujo; la magia se desplaza en las corrientes y son ellas las que guían el camino. — Selene me observó.
— Entendido, controlando la magia, controlamos el flujo. — Miré hacia arriba, hacia la cima de la cascada. — ¡Podemos lograrlo!
— Esto no es nada comparado con la tormenta, ¡tenemos que lograrlo! - Selene estaba seria. — Repite conmigo: Bajo el venerable poder de los ancestros, pronunciamos palabras que entrelazan nuestra esencia con la naturaleza, fusionándonos con