Al descender del Land Rover, en la Colonia, a Martín fue a la primera persona que vieron.
Raúl le tendió una mano y el muchacho se la estrechó mientras sonreía hacia las muchachas.
—Aquí está vuestro salvador, nenas —dijo con sorna.
Angélica hizo un gesto de asco que no se le escapó a Martín. El muchacho alargó una mano hacia ella.
—Era una broma, me llamo Martín.
Angélica le estrechó la mano sin demasiada gana. Luego se volvió hacia Pablo.
—¿Dónde nos vamos a instalar?
El médico estaba cogiendo la maleta de la muchacha. Era la única que tenía equipaje, Martín y Milita habían llegado con lo puesto.
—Vuestra cabaña está justo en el centro de la Colonia.
Angélica hizo un gesto de sorpresa.
—¿Nuestra ca