C84- DILEMA MORAL (II)
Stefan miraba su reloj, dentro del Mercedes negro estacionado a tres cuadras de la mansión Chevalier. Era como un animal esperando a su presa, de cada cierto tiempo observaba a través de los binoculares.
Y en un punto estratégico, el francotirador apenas respiraba, con el dedo rozando el gatillo.
—Sale en cinco minutos ―informó otro por el auricular.
Pero Stefan no contestó. Ya lo sabía. Había memorizado cada maldito movimiento del juez, tenía su rutina fija, como todo cobarde que se sentía intocable.
Y justamente la puerta principal se abrió.
Stefan contuvo el aliento y su cuerpo entero se tensó como una cuerda, pero la persona que salió no era él.
Era una mujer madura: la niñera.
Y detrás de ella, un niño pequeño y una niña de unos seis años, corrieron hacia el auto.
Apretó la mandíbula, eso no estaban en sus planes, entonces apareció él. Matthieu Chevalier, en su impecable, traje caro, sonriendo como si la vida no le debiera nada.
La niña gritó y corrió hacia