C29- UNA MOJIGATA.
C29- UNA MOJIGATA.
En su habitación, Lucy daba vueltas en la cama. La sábana estaba hecha un desastre, tenía los ojos abiertos y clavados en el techo oscuro. Las palabras de Eros seguían clavadas en su cabeza, repitiéndose sin parar, como un eco que no se apagaba.
«¿Desde cuándo tengo que darte explicaciones?»
El tono seco. Su mirada sin afecto. Esa forma de verla, como si no fuera nadie. Como si no importara.
Pero sí importaba, al menos para ella.
Se llevó las manos al rostro y cerró los ojos y ahí estaban, como una trampa: el recuerdo de sus dedos en su cintura, su boca devorando la suya, el peso de su mirada cuando pensaba que no la veía. El deseo. Su cuerpo lo recordaba, contra su voluntad.
Golpeó el colchón con frustración.
—Maldito seas, Eros… ―murmuró.
Y entonces lo escuchó.
Risas… de mujeres.
Eran bajas, como si intentaran ser discretas. Pero en la mansión, a esa hora, el silencio lo amplificaba todo. Lucy se incorporó de golpe y el corazón le dio un vuelco.
—No... No se atrev