Un padre muy protector.
Después de una discusión de los esposos entre que si entraba el CEO al quirófano, o no. Se llevaron por fin a Angelic ya con la intravenosa puesta, las piernas vendadas, y la bata de hospital.
— No entiendo por qué no quieres que esté presente en el nacimiento de las niñas, Angelic, soy el padre, es natural que quiera estar ahí.
— Es que tú no me das privacidad para nada Dimitrir, me van a abrir la barriga, va a haber mucha sangre, la escena no va a ser agradable, no quiero que me veas así. — La embarazada hizo un puchero. No quería perder el deseo de su esposo.
— ¿Te sientes invadida... por mi?
— Siii, ¿Qué tal si cambia tu forma de verme? No quiero que eso suceda, y aunque tengo miedo, prefiero que no estés en el quirófano.
— Hmmm... Pues lo siento, porque si voy a estar, voy a sostener tu mano, y recibiremos juntos a las bebés, y ya no me discutas, yo te amo, y mi amor por ti no tiene fin.
Todo eso se lo decían los esposos mientras los camilleros y un par de enfermer