Capítulo diecinueve: Tocar el cielo
*Cassandra Reid*
El auto aparca frente a la fuente de la fachada y me exaspera el ridículo protocolo de seguridad de los gorilas para poder salir.
Al terminar la letanía, subo los escalones de dos en dos y entro a la casa como vendaval.
— Buenas tardes, señora Di Lauro —el mayordomo me sigue el paso—. ¿Cómo...?
— ¿Dónde está mi marido? —lo corto al instante.
— El señor aun no llega. ¿Quiere que...?
— Cuando llegue dile que me busque en la biblioteca —vuelvo a interrumpirle. Soy consciente de que estoy siendo muy grosera, pero me da igual. La sangre me hierve de la rabia.
Camino por la biblioteca de un lado a otro en tanto vuelvo a repasar los documentos. Adriano ha comprado el treinta y cinco por ciento de las acciones del hospital y las ha puesto a mi nombre; lo cual me hace la socia mayoritaria del mismo.
¿Por qué lo ha hecho?
¿Pretende controlarme?
Si es así, no pienso dejarle.
Es ridículo que destaque una y otra vez la neces