Sus ojos azules eran el espejo de mi alma. Me recordaron un momento que tuvo lugar hace casi dos años. En un callejón oscuro, rodeado de amigos, una hermandad tan estrecha que mataríamos y moriríamos el uno por el otro.
El déjà vu puede ser algo cruel.
Varousse chasqueó la lengua detrás de mí. —Ah, Alessio, ¿cómo te sientes? ¿Traicionado por tu propio hermano?—
Alessio no me quitaba los ojos de encima ni a mí ni a mi arma. Y yo no le di oportunidad de responder.
Me vi obligado a elegir.
Ellos ven tus ojos, pero dulce Verónica, yo veo tu alma. Escucho tu melodía; el latido de tu corazón silencia el caos del mío. Algunos dirán que soy un hombre enamorado; yo diría que soy un loco loco que está completamente obsesionado contigo. Tu nombre, tu vida... estás jodidamente tallado en mi carne, arraigado profundamente en mí, y no te voy a dejar ir. Que le jodan a cualquiera que intente alejarte de mí. Mi pistola besará su maldita cara y haré que vean el infierno.
Esta fue mi elección.
—Lo sien