Su vida ha sido una larga lección de peligro, pena y dolor. Ahora era mi responsabilidad cambiar eso. Protegerla. Incluso si tuviera que mentir para darle una falsa sensación de esperanza, lo haría.
Había perdido tanto y yo había hecho una promesa: de ahora en adelante, solo habría cosas buenas en su vida. Había tanto que uno podía soportar y yo sabía que Verónica había llegado al límite de sus fuerzas. Mientras me tuviera a su lado, la protegería de cualquier dolor.
Verónica se acercó a mí y su cuerpo se amoldó al mío. Su suavidad se ajustó a la dureza de mi cuerpo. Encajó perfectamente en el hueco de mis brazos y enterró la cabeza en mi pecho. Sentí que inhalaba y exhalaba. Hice lo mismo y percibí su dulce aroma. Calmó mi mente y mi alma.
Nunca dije que fuera un buen hombre.
Nunca prometí tomar buenas decisiones.
Quizás esto estuvo mal... quizás me dolería más tarde. Quizás estaba mintiendo a costa de perderla en el futuro.
Pero por ahora, la salvaría del sufrimiento que soportaría