Sonrío y nos acercamos al coche. Liam me abre la puerta, como el perfecto caballero que es.
— Y porque mi coche está en el mecánico. — Dice, mientras subimos a la limusina.
Termino riendo.
Liam pulsa un botón y dice en voz alta a dónde vamos. Enseguida una voz dice que ha entendido el aviso y el coche se mueve. No podía ver al conductor, porque una especie de muro, estaba en pie.
— ¿Estabas hablando con el conductor? — pregunto, y él asiente con la cabeza, mientras teclea algo en su teléfono móvil. — ¿Quieres decir que no ve nada aquí atrás?
Veo su ceño fruncido, antes de girar la cabeza y sonreír confundido.
— ¿Por qué la pregunta?
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