Un tiempo atrás, en el despacho…
Valentina sintió unos pasos acercándose y tosió con más fuerzas, al punto de que ya le dolía la garganta.
— ¿Vale, estás bien?
Entró Beatrice cerrando la puerta de la oficina, detrás de ella.
— Ah, ¿por qué estás aquí?, ¿dónde está Stefano? – le preguntó en malas formas y sin nada de falta de aire.
Beatrice enseguida caminó hacia ella, tomándola por los hombros y bajando la cabeza para hablarle al oído.
— No seas idiota, que no sabemos si el Duque tiene cámaras aquí, disimula – le susurró.
— Mamá, no aguanto más, cof, cof, cof… lo lamento por hablarte así, es que siento que quiero morir, Ste…fano... ya no me quiere…
El show continuó y las lágrimas de Valentina comenzaron a caer de nuevo, abrazándose a Beatrice.
Lo que le faltaba a Carlotta de artista, a ella le sobraba.
— Mi niña, no te pongas así, vamos a la habitación, vamos, no quiero que te dé un ataque peor – la levantó hablándole con paciencia.
— Disimula con los empleados, Valentina,