Patricia no podía dormir, daba vueltas en la cama repasando en su mente cada palabra inquietante que le había dicho Enzo, lo malo es que también recordaba la frase que ella consideraba fatídica, donde le dio a conocer que él se había metido con otras mujeres con el gran pretexto de intentar olvidarla.

–Sí como no, se acostó con otra para olvidarme, arggg…, mujeriego, falso, manipulador y atrevido, eso es lo que eres Enzo Villalba –decía a la nada confiando en la soledad y privacidad de su habitación.

–También soy un loco celoso que no soporta verte junto a otro, un egoísta que solo quiere que tus besos y sus miradas sean para él –dijo Enzo apoyado en la puerta.

–¿Qué haces aquí? –indagó alterada.

–Sigo esperando por tu respuesta.

–Ya te dije lo que pensaba, ahora sal de mi habitación.

Enzo en lugar de hacer lo que le pidió se coló rápidamente bajo las sábanas de su cama y en segundos estaba acostado frente a ella y con una mano sujetándola firmemente por la cintura.

–Enzo…