Nada más acostar a la pequeña Silvia en su cama, me rodeo mi cuello con sus cortos bracitos, dándome un beso en mi mejilla, sintiendo el amor que la niña tenía para dar y la verdad que a la pequeña le hacía falta tener a su mama a su lado, Por eso y por ella, yo tenía que intentar quedarme en la casa de Adrian, por lo menos hasta que estuviera mejor o mejorara del resfriado tan fuerte que tenía aunque sabía que a su padre, no le era agradable mi presencia.
— Mami no te irás, no me dejes solita, por favor — me dijo la pequeña
— Cariño, esta papi contigo y además está Marga también contigo, ellos te quieren mucho y te cuidaran muy bien — le dije acariciando su pelo, esa niña me tenía muy adentro de mi corazón
— Te puedes quedar si quieres, por mi no habra ningun problema — me dijo Adrian, no muy convencido
— Tendré que ir a mi casa a por algo de ropa, ¿cuantos dias lleva la peque mala? — pregunte
— Tres dias, el medico dice que es un resfriado común, pero cuando tose no me gusta, parec