Esperanza no se explicaba como Deseo sabía lo del hada madrina, ya que creía que no se lo había contado, pero estaba claro que se había enterado de alguna forma y en el fondo de su corazón esas cosas que tenía era lo que siempre había querido y le encantaban.
Esa noche, había soñado con esa boda que le había comentado su amigo, no le faltó ninguno de los detalles. La llegada a la iglesia, la ceremonia con el sí quiero, el paseo hasta el restaurante en el coche de caballos, el baile, el brindis e incluso el postre, eran pequeñas réplicas de la tarta de bodas.
A parte de esas minucias, había también soñado algo más que le provocó un montón de sentimientos y sensaciones, quedando al descubierto todo su ser.
Había experimentado como su amigo le cogía en brazos y entraban en la habitación dejándole delicadamente en la cama, cogiendo y acariciando su cara y dándole un beso tan apasionado como si al día siguiente se fuera a acabar el amor. Después, mientras ella se po