XXXI

AMALIA.

La superficie debajo mío se siente tan cómoda que hace que quiera seguir durmiendo, pero por más que lo intento no lo consigo, así que me resigno y decido abrir los ojos.

—Buenos días —siento como deja un beso en mi mejilla— ¿Dormiste bien?

Asiento antes de ponerme boca arriba mientras me froto los ojos .

—¿Hace mucho que estas despierto? —inquiero todavía con un poco de sueño.

—No —me responde.

Decido sentarme y cuando hago eso y abro bien los ojos, me percato de que tengo la camisa de Huxley puesta, lo cual no tiene sentido ya que recuerdo claramente haberme dormido desnuda después de lo que hicimos.

—Te la puse yo —me informa cuando ve que ve mi cara de confusión—. No quería que tuvieras mucho frio.

—Gracias —le digo— ¿Qué hora es?

—Son las 16:35 —lo veo sorprendida— ¿Qué sucede?

—¿En serio esa es la hora? —asiente—. Ay, dios, es tarde.

—¿Tienes planes para hoy?

—No.

—¿Entonces cuál es la prisa?

—No hay ninguna, solo me sorprendí —le informo—. Nunca me había despertado a e
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo