CAPÍTULO 79 — Impactada.
Alexey Kozlov.
Desperté de golpe, bañado en sudor y jadeando. Mi corazón latía desbocado, y tardé unos segundos en darme cuenta de que estaba en una habitación de hospital. El dolor punzante en mi costado me recordó la realidad de lo que había sucedido. Miré a mi alrededor, buscando desesperadamente a Anastasia, pero solo encontré una reunión de personas, que se aceleraban por hacer algo, y cuando miré mi mano, ya no la sostenía.
—¡Ana! —grité.
Traté de incorporarme, y sentí como lo que estaba conectado en mis venas, se reventó, y vi los hilos de sangre en mis brazos. Ignoré el dolor agudo que recorría mi cuerpo, y volví a toser.
Mi dorso se llenó de sangre de nuevo, y sentí el sabor de hierro en mi boca.
—Señor Kozlov… —una enfermera llegó a mí—. No puede levantarse, acaba de salir de cirugía… usted no puede…
—¿A dónde la llevan? —mis ojos solo estaban en la imagen, de Ana en brazos de un médico, y la sacaban de este lugar.
—Tranquilo… —ella intentó hacer todo de nuevo, pero yo negué